domingo, 30 de octubre de 2016



simon rodriguez 









Estudiante:
                    
                    Maria Elena Vargas López
Materia:
                     
                    Historia Social y Política de la Educación Argentina
Docente:
                     
                    Susana Pilovich
Fecha:
                      
                    31 de octubre de 2016











Simón rodríguez nació en caracas Venezuela el 28 de octubre de 1769, sus padres fueron el sacerdote Alejandro Carreño y doña Rosalía Rodríguez.
Desde 1791 ejerció como maestro de lectura y escritura para niños en Caracas, poco después tuvo entre sus alumnos al futuro libertador Simón Bolívar. Influenciado por las ideas de juan Jacobo Rousseau, Simón Rodríguez dictaba sus lecciones en contacto con la naturaleza, sin la rigidez de las escuelas tradicionales.
En 1797 se involucró en una conspiración anti española, al ser descubierto tuvo que huir de Venezuela, al llegar a Jamaica cambio el nombre a Samuel Robinson, en 1804 se encontró con su ex alumno Simón bolívar y juntos emprendieron un viaje por varios países de Europa. Entre 1806 y 1823 trabajo como maestro en diversas escuelas de Alemania, Prusia, Rusia y Holanda, regreso a América en 1823 impulso la fundación de escuelas y talleres en Colombia y Bolivia posteriormente trabajo maestro y escritor en Perú, chile y ecuador, siempre insistía en la educación popular como la base del progreso de las naciones, también inculco el pensamiento creativo, el razonamiento científico, el desarrollo teológico y la originalidad.
Ideas y pensamientos de Simón Rodríguez

Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal, de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y por último que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo.  Y con estas bases se contrita una genuina Educación de Calidad.

Bases para una Educación de Calidad.

1.- Educación para formar personas y auténticos ciudadanos.
2.- Educación que enseñe a aprender
3.- Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador.

1.- Esta primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y auténticos ciudadanos, con una educación en los valores de la convivencia,
Rodríguez estaba convencido de que era urgente emprender un proyecto educativo diferente que, pues bajo retórica e principios y proclamas, seguía intacta la vieja estructura de servidumbre. La independencia no había desmantelado el viejo orden colonial, para ser eficaz este proyecto educativo tenía que ser propio, original, hecho en la propia entraña americana.
El fin primordial de la educación es formar ciudadanos y es por eso que todos deben tener acceso a ella, ya que, como decía Rodríguez "sin educación popular no habrá verdadera sociedad…". Esta educación debe estar vinculada a la solidaridad que se expresa en las múltiples y pequeñas dimensiones del vivir y convivir diario.
Para tener personas y auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y profundizar la democracia, y esto requiere de un proceso   simultáneo.
La democracia se puede construir dependiendo de nuestra actitud, de nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de nuestro respeto, de nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos hacer una escuela y una universidad diferente, de docentes, de administrativos, de representantes y comunidad que tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la construcción y vivencia de la genuina democracia.

2.- La segunda dimensión de una educación de calidad es ENSEÑAR A APRENDER.
Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen, sino provocar las ganas de aprender, hacer que los alumnos sientan interés de aprender y que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan. De nada sirve llenarlos de informaciones inútiles que no vayan a ser capaces de comprender y que solo les sirva para memorizar, ya que no queremos convertirlos en máquinas memorizadoras de conceptos, términos y palabras que con frecuencia ni siquiera entienden, sino convertirlos en seres que tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y analizar la información y la puedan devolver en forma personal y coherente. Esto supone desarrollo de las destrezas básicas: lectura, escritura, expresión oral, escucha, informática, observación., estimación, calculo, pensamiento, ubicación en el espacio y en el tiempo, es decir destrezas lingüísticas, matemáticas, tecnológicas y científicas, tales destrezas los ayudaran a aprender dentro y fuera del sistema educativo.

3.- La EDUCACIÓN QUE ENSEÑE TRABAJAR Y A VALORAR EL TRABAJO Y AL TRABAJADOR, era la tercera dimensión que con mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y quizás la que le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción académica con el aprendizaje de oficios mecánicos y agrícolas, es decir la creación de escuelas-talleres. Toda su vida fue promotor de unir la escuela y el trabajo. Por ello cuando regresa a América en 1823, establece una escuela en Bogotá (Colombia) donde los estudiantes además de formarse intelectualmente y aprender a vivir en sociedad, debían aprender un oficio mecánico, pero la aristocracia de la capital neogranadina no estaba preparada para aceptar las ideas sobre la educación que busca introducir al trabajo. Escandaloso le debió resultar el nombre de "Casa de industria Pública", en vez de escuela o colegio. Así el proyecto fracasa, como también el que emprendió en Chuquisaca años más tarde.
Rodríguez insistió con renovada pasión en la necesidad de una educación práctica, útil, que remedie necesidades concretas, en conclusión una educación de calidad.

En 1853, se establece en amotape (Piuro, Perú) junto a su hijo José en esta localidad fallece el 28 de febrero de 1854. Sus restos reposan en el cementerio nacional de caracas Venezuela



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